martes, 20 de marzo de 2007
ORTOREXIA, EL OTRO TRASTORNO ALIMENTICIO
Por Diana Rivera Matos
Seguramente, cuando escuchamos el término “trastorno alimenticio” las palabras anorexia y bulimia son las primeras en las que pensamos. En los últimos años, y pese a la escasa divulgación que se le ha dado en nuestro país, un nuevo desorden conocido como ORTOREXIA se ha sumado a esta familia de trastornos de la alimentación.
La ortorexia se refiere a la obsesión por consumir solamente comida sana o de cierto tipo, ya sea orgánica, vegetal, sin conservantes, sin grasa, sólo fruta, o comestibles crudos. Las victimas de este trastorno sufren una preocupación excesiva por el consumo de alimentos que consideran “puros”, haciendo de estos el objetivo primordial de su vida.
Demasiado tarde
A simple vista esto parecería algo banal y sin importancia, pero de hecho es mucho más serio de lo que se cree. Kate Finn fue una mujer norteamericana que padeció durante poco más de tres años este trastorno; ella murió en diciembre de 2003 a causa de una falla al corazón ocasionada por el agotamiento físico producido por la ortorexia.
Seguramente, cuando escuchamos el término “trastorno alimenticio” las palabras anorexia y bulimia son las primeras en las que pensamos. En los últimos años, y pese a la escasa divulgación que se le ha dado en nuestro país, un nuevo desorden conocido como ORTOREXIA se ha sumado a esta familia de trastornos de la alimentación.
La ortorexia se refiere a la obsesión por consumir solamente comida sana o de cierto tipo, ya sea orgánica, vegetal, sin conservantes, sin grasa, sólo fruta, o comestibles crudos. Las victimas de este trastorno sufren una preocupación excesiva por el consumo de alimentos que consideran “puros”, haciendo de estos el objetivo primordial de su vida.
Demasiado tarde
A simple vista esto parecería algo banal y sin importancia, pero de hecho es mucho más serio de lo que se cree. Kate Finn fue una mujer norteamericana que padeció durante poco más de tres años este trastorno; ella murió en diciembre de 2003 a causa de una falla al corazón ocasionada por el agotamiento físico producido por la ortorexia.
A menudo, la ortorexia es meramente una fuente de angustia mental, no obstante, la debilidad física es común entre los seguidores de ciertas dietas a base de “comida saludable”, y eso puede, en ciertas ocasiones, alcanzar los extremos vistos en la anorexia nerviosa.
Diagnóstico
A pesar de que por el momento este concepto no está registrado en ningún diccionario, ni los síntomas reconocidos como una enfermedad por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los estudiosos del tema (la mayoría de ellos europeos y norteamericanos), reconocen ciertos criterios para diagnosticar la ortorexia; entre ellos se encuentran:
a) preocuparse más por la calidad de los alimentos que por el placer de consumirlos
b) planificación excesiva de lo que se comerá al día siguiente
c) renunciar al consumo de carnes, grasas o alimentos tratados con herbicidas o pesticidas, para sustituirlos por otros más saludables
d) también es síntoma la forma de preparación, verduras siempre cortadas de determinada manera; y los materiales utilizados, sólo cerámica, madera, etc.
Sí y no
“Me declaro ignorante en este asunto”, responde Lourdes Martínez, nutrióloga en el área de endocrinología y reumatología del Hospital General de la Ciudad de México, al cuestionársele acerca de este trastorno; la doctora Martínez tan sólo forma parte de la lista de médicos mexicanos que desconocen el tema en su totalidad. Aunque, hay que destacarlo, existen también investigadores con sus miras puestas en este asunto.
“Los trastornos en la conducta alimentaria se caracterizan por patrones de alimentación anormales (…) relacionados con los alimentos, el peso y la figura corporal, siendo la anorexia y la bulimia los principales, aunque no hay que perder de vista todos esos nuevos trastornos que van surgiendo, (como la ortorexia, por ejemplo), que de igual manera traen consigo graves consecuencias, tanto físicas como psicológicas”, menciona María del Carmen Iñárritu, nutrióloga del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“¿Comer sano es siempre algo bueno?”
A propósito de la ortorexia en nuestro país, la Universidad Autónoma de Nuevo León (U.A.N.L) realizó, recientemente, un trabajo de campo titulado “¿Comer sano es siempre algo bueno?”, mismo que contiene información referente a los niveles de ortorexia presentes en la población universitaria del área medica de esta institución, así como el conocimiento que poseen los estudiantes acerca de dicho trastorno alimenticio.
El equipo encargado de realizar dicha labor considera que este desorden podría, si continúa en el olvido, convertirse rápidamente en una enfermedad que afecte a niños y adultos por igual, por lo que suponen necesaria su difusión para poder prevenirla a tiempo.
El estudio se hizo con 50 estudiantes de entre 20 y 30 años de ambos sexos, pertenecientes a las Facultades de Medicina, Odontología, Enfermería, Nutrición y Psicología; su trabajo consistió en una serie de encuestas que constaron de 16 preguntas.
Los estudiantes a cargo de este proyecto mencionan que, como en la anorexia y la bulimia, la recuperación psicológica, comparada con la física, resulta mucho más costosa, pues es necesario eliminar todas las conductas adoptadas por el ortoréxico a lo largo de un período bastante extenso, para lo que es necesario contar con la voluntad y el tiempo del paciente.
Finalmente, con los resultados obtenidos se pudo observar que la mayoría de los sujetos (72% de la población encuestada) desconocen el significado del término ORTOREXIA, aunque, presentan un grado leve del trastorno (60% de la población encuestada).
El hecho de que aun padeciendo el desorden, aunque sea de manera leve, la mayoría de la población desconozca por completo a qué se refiere y los daños que éste puede ocasionar a la salud, llama mucho la atención.
Causas
Algunos autores, pese a que han determinado que son necesarios más trabajos de investigación para decretar las causas precisas de este trastorno, postulan las siguientes razones como causantes de la ortorexia:
a) la obsesión por buscar una mejor salud
b) el miedo a ser envenenado por la industria alimenticia y sus aditivos; o en casos muy
especiales
c) haber encontrado una razón espiritual en comer determinado tipo de alimento; y al igual que la anorexia y bulimia
d) simple culto al cuerpo perfecto.
El tratamiento, no muy claro del todo, consiste en una terapia dual, combinando el tratamiento psicológico con el farmacológico (es decir el psiquiátrico), ya que, de acuerdo con los especialistas, es difícil que las personas obsesionadas con los productos naturales acepten tomar los preparados farmacéuticos.
¿Sólo para ricos?
La ortorexia, a simple vista, no pareciera afectar a los sectores marginales de la población, debido a que el tipo de comida consumida por un ortoréxico es mucho más cara de lo normal y más difícil de conseguir; se debe tener muy en cuenta, no obstante, que por el simple hecho de evitar el consumo de determinados alimentos, considerados “malos para la salud”, un individuo puede ser diagnosticado como ortoréxico.
Muchos famosos han pregonado sus manías alimenticias sin darse cuenta de que a la vez confesaban ser víctimas. Ejemplos de ello tenemos a Julia Roberts, quien consume diariamente varios litros de leche de soya; o Mel Gibson, que nunca come pechuga de pollo porque cree que hace aumentar las mamas.
Consecuencias
Cuando se suprimen ciertos alimentos, y no son reemplazados correctamente por otros que aporten los mismos complementos nutricionales, existe una amplia posibilidad de padecer problemas de salud tales como: anemias, dermatitis e incluso fotofobia (intolerancia de la piel a la luz). Además de, en fases avanzadas, enfermedades psiquiátricas tales como depresión, ansiedad e hipocondría.
Cuando nos preocupamos por comer saludablemente se podría hablar de un comportamiento “normal”, pero cuando éste se convierte en una obsesión que implica peligros para la salud, es cuando hay que estar más atentos que nunca.
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