jueves, 8 de marzo de 2007
O MELÓN / SANDÍA
Por Enrique Saavedra
Dentro del género comedia musical, llaman la atención aquellas obras que funcionan como una vía de lucimiento para determinado actor o actriz que, cosas de la farándula, son considerados estrellas o divas.
Víctor/Victoria, adaptación teatral de la película musical del mismo nombre, es uno de esos montajes a los que se acude nomás por ver el desempeño de su estrella protagónica. En el caso de Broadway, en los años 90, fue el nombre de Julie Andrews el imán que dio éxito a la puesta en escena.
Varios años después, no sólo de la versión original sino de ser proyectada para los escenarios mexicanos, se presenta Víctor/Victoria en el Teatro de los Insurgentes. Al fin, Tina Galindo y Claudio Carrera lograron el objetivo propuesto desde tiempo atrás.
Para ello, se rodearon de un equipo creativo que incluye a Frank Wildhorn, compositor que aceptó concebir dos nuevos temas para la partitura original de Henry Mancini y Leslie Bricusse. Todo con tal de dar mayor lucimiento a la producción y, claro está, a la diva.
Sólo que, a decir verdad, Daniela Romo no es una diva en el sentido estricto que el mundo del espectáculo impone. Pero es, eso sí, una reconocida y apreciada actriz y cantante.
En escena es Victoria, cantante sin suerte que logra el éxito en París, gracias a la idea de su amigo Toddy: presentarla en un espectáculo convertida en Víctor, un hombre que se transforma en mujer. Las cosas se complican cuando ella se enamora de un apuesto gangster de Chigago. Y él de él/ella.
Una obra en la que el tema gay está presente, aunque abordado desde una perspectiva ligera, cómo suele ocurrir en un género que da mayor importancia a aspectos como la partitura, sobriamente conducida por Rubén Zepeda, o el montaje, puntualmente trazado por Vince Pesce.
La dirección de Mónica Miguel se percibe más en los actores de reparto que en los protagónicos. De los primeros, es preciso destacar la hermosa voz de Alejandra Desiderio y el soporte de Gabriel de Cervantes, José Antonio López Tercero y Eugenio Montessoro.
El español Lisardo presta su apostura y capacidad vocal al sexualmente confundido gangster enamorado de Víctor/Victoria, rol que Daniela Romo saca avante gracias a su carisma, pues en ciertas partes aún se percibe insegura, cosa que cambia cuando interpreta baladas como Vivo entre sombras.
Lisset, como la incómoda novia del gangster, agrega belleza y sensualidad a sus amplias aptitudes vocales. Y en el papel de Toddy, Mauricio Herrera demuestra la plena madurez de su oficio, con un personaje entrañable al que impregna de su muy personal y efectivo estilo de comedia teatral.
Aunque, por la traducción, ciertos diálogos y letras llegan a lo cursi y algunas voces son tapadas por la orquesta, Víctor/Victoria es una puesta que, al fin, deja un grato sabor de boca a aquellos que buscan una puesta en escena entretenida y clásica dentro del género.
Dentro del género comedia musical, llaman la atención aquellas obras que funcionan como una vía de lucimiento para determinado actor o actriz que, cosas de la farándula, son considerados estrellas o divas.
Víctor/Victoria, adaptación teatral de la película musical del mismo nombre, es uno de esos montajes a los que se acude nomás por ver el desempeño de su estrella protagónica. En el caso de Broadway, en los años 90, fue el nombre de Julie Andrews el imán que dio éxito a la puesta en escena.
Varios años después, no sólo de la versión original sino de ser proyectada para los escenarios mexicanos, se presenta Víctor/Victoria en el Teatro de los Insurgentes. Al fin, Tina Galindo y Claudio Carrera lograron el objetivo propuesto desde tiempo atrás.
Para ello, se rodearon de un equipo creativo que incluye a Frank Wildhorn, compositor que aceptó concebir dos nuevos temas para la partitura original de Henry Mancini y Leslie Bricusse. Todo con tal de dar mayor lucimiento a la producción y, claro está, a la diva.
Sólo que, a decir verdad, Daniela Romo no es una diva en el sentido estricto que el mundo del espectáculo impone. Pero es, eso sí, una reconocida y apreciada actriz y cantante.
En escena es Victoria, cantante sin suerte que logra el éxito en París, gracias a la idea de su amigo Toddy: presentarla en un espectáculo convertida en Víctor, un hombre que se transforma en mujer. Las cosas se complican cuando ella se enamora de un apuesto gangster de Chigago. Y él de él/ella.
Una obra en la que el tema gay está presente, aunque abordado desde una perspectiva ligera, cómo suele ocurrir en un género que da mayor importancia a aspectos como la partitura, sobriamente conducida por Rubén Zepeda, o el montaje, puntualmente trazado por Vince Pesce.
La dirección de Mónica Miguel se percibe más en los actores de reparto que en los protagónicos. De los primeros, es preciso destacar la hermosa voz de Alejandra Desiderio y el soporte de Gabriel de Cervantes, José Antonio López Tercero y Eugenio Montessoro.
El español Lisardo presta su apostura y capacidad vocal al sexualmente confundido gangster enamorado de Víctor/Victoria, rol que Daniela Romo saca avante gracias a su carisma, pues en ciertas partes aún se percibe insegura, cosa que cambia cuando interpreta baladas como Vivo entre sombras.
Lisset, como la incómoda novia del gangster, agrega belleza y sensualidad a sus amplias aptitudes vocales. Y en el papel de Toddy, Mauricio Herrera demuestra la plena madurez de su oficio, con un personaje entrañable al que impregna de su muy personal y efectivo estilo de comedia teatral.
Aunque, por la traducción, ciertos diálogos y letras llegan a lo cursi y algunas voces son tapadas por la orquesta, Víctor/Victoria es una puesta que, al fin, deja un grato sabor de boca a aquellos que buscan una puesta en escena entretenida y clásica dentro del género.
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