jueves, 29 de marzo de 2007

 

CENICIENTA EN SODOMA

Entrevista a Paz Alicia García Diego, guionista

Por Enrique Saavedra

“Además de puta, pendeja, ¿‘onde crees que el tiempo se va pa’ tras?”. De todas las frases que ha escrito en sus guiones cinematográficos, Paz Alicia García Diego dice que esa que le lanza Dionisio Pinzón a La Caponera en El Imperio de la fortuna, es su preferida, porque “tiene buen ritmo y es muy cierta.”
Además, ésta pertenece al primer guión de cine que realizó, mismo que fue su primera colaboración con quien ahora es no sólo su director de cabecera, sino su compañero de vida, Arturo Ripstein: “Tuve la fortuna en la vida de que me llamara a hacer mi primer guión.”
“Cuando lo conocí yo hacía guiones de radio y televisión cultural; él era un director que me encantaba. Un día le conté una historia y le gustó. Tuve la suerte de que me llamara el director que me gustaba y que me ofreciera hacer mi primer largometraje.” Eso fue en 1985.
Desde entonces, la pareja ha formado una mancuerna que ha visto rendir frutos en filmes tales como Mentiras piadosas, La mujer del puerto, Principio y fin, La reina de la noche, Profundo carmesí, El evangelio de las maravillas, El Coronel no tiene quien le escriba, Así es la vida y La virgen de la lujuria.
Explica que ambos tienen “una visión del mundo muy parecida y una enorme complicidad. Cuando he trabajado con otros directores me termino sintiendo incómoda, aunque sean magníficos, aunque vayamos bien; no es esta especie de dupla en que somos como una extensión el uno del otro.”
Por ese fortuito encuentro y consecuente mancuerna, Paz Alicia García Diego, quien actualmente espera la proyección comercial de su más reciente proyecto, Carnaval de Sodoma, no puede más que considerarse una mujer con muy buena suerte: “Soy la cenicienta del cine”, afirma convencida.

• JUGUETE ROBADO

Carnaval de Sodoma parecería la apoteosis de las obsesiones de Ripstein y García Diego: un grupo de variados personajes que se congregan en un burdel de mala muerte censurado por el clero que, aún así, no pierde oportunidad de visitarlo.
“Teníamos ganas de contar una cosa que nos encanta: ese ambiente absolutamente cerrado, barroco, tergiversador, que se da en los burdeles. Esta especie de microcosmos que se genera en el burdel, es perfecto para hablar de las distintas visiones de la realidad que cada quien tiene”
Como en cada uno de sus guiones, están presentes sus temas predilectos, como el de “la elaboración de quimeras, el cómo todos generamos sueños y fantasías que normalmente no sólo son falsos, sino que son lo que nos lleva al fracaso”.
“El hacer un fresco con muchos personajes nos permitía fraccionar las utopías de todos en las pequeñas y míseras utopías de cada uno. El episodio del pobre cura viejo que fracasó en su competencia con otro cura, me permitió hablar de la rivalidad, un tema que me apasiona”.
Principio y Fin y Carnaval de Sodoma, dice, son las únicas adaptaciones en las que “hay una directa relación entre leer un libro, que te fascine y decir: lo quiero hacer”, pues afirma que en otros casos, “hay una distancia enorme entre lo que está escrito y la adaptación”.
“Tanto Ripstein como yo somos muy lectores y hay muchísimas historias que uno lee, le fascinan y no se le ocurre adaptar. En éste caso, la descripción física del burdel en la novela es tan hermosa, que dices lo quiero para mí; este juguete se lo robo al otro niño, al escritor”, el dominicano Pedro Antonio Valdés.

• SECUESTRO ORGÁSMICO

Sobre lo que experimenta al oír de los actores las palabras por ella escritas, asume que “es un proceso dual. Las primeras veces que las oyes, es como si te arrebataran a tu hijito, hay una sensación de secuestro; mis palabras dejan de tener mi voz, tienen la voz de los actores.”
“La escena, mientras no ha sido filmada, la tienes en tu cabeza, es nada más tuya, la imaginas de una manera específica. Entrar y verla, aunque sea idéntica, similar o mejor a lo que tú imaginabas, siempre es distinto. Por eso procuro ir al rodaje, porque voy perdiendo al niño en etapas.”
“Por otra parte, da mucho placer. Cuando las cosas funcionan, es una especie de pequeño orgasmillo, un íntimo placer. Todos los que hacemos cine somos deicidas, porque queremos ser dioses; cuando de repente ves las cosas bien, te sientes un dios chiquito.”
En Carnaval de Sodoma, ese placer se dio gracias a la atinada elección de la locación y del reparto, conformado por varios actores preferidos de la dupla, como Fernando Luján, en quien pensó desde que escribió el guión, pues lo considera “un actor de talla mundial, al nivel de Marcello Mastroianni.”

• TRAS LA RESACA DEL CARNAVAL

Confiesa que le gustaría trabajar con el histrión español Javier Bardem, pues considera que “es un actor que tiene la capacidad de chupar pantalla.” Sin embargo, aclara que no le gusta habla de sus proyectos futuros, pero sí de los temas que le gustaría abordar en ellos.
“Me gusta la idea de las migraciones, pero no tanto los que van a Estados Unidos, sino éste fenómeno de desplazamientos tan del siglo XXI, que afortunadamente en México no nos ha tocado, pero me aterroriza”. Se refiere a lugares como Colombia, cuyos habitantes huyen ante la violencia en su país.
Paz Alicia García Diego escribe “para exorcizar los fantasmas y a lo mejor me da pánico que lleguemos a eso”. Pero, con la ironía que caracteriza a sus personajes cinematográficos, la autora del guión de Carnaval de Sodoma espeta categórica: “Siempre se puede caer más bajo.”


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